¡Soy amante de la naturaleza!
Podría describirme como mujer sensible, lectora empedernida y exploradora de la conciencia.
Durante años busqué respuestas fuera, hasta que entendí que la verdadera conexión comienza dentro.
He transitado momentos de desconexión profunda —me refugié en el aislamiento, en hábitos que adormecían mi alma— hasta que un día decidí volver a mí.
Fue la naturaleza, el chamanismo y la espiritualidad vivida lo que me devolvió a casa.
De pequeña tenía curiosidad por todo y leía casi cualquier cosa que cayera en mis manos.
Cuando digo cualquier cosa, era de verdad, cualquier cosa. Desde algún clásico que había por casa hasta los 192 volúmenes del Coyote (que me llevaba uno a uno en secreto de la habitación de mi hermano) o las novelas jazmín que se compraba la vecina.
Era, y no me lo invento, de las que leía con una linterna debajo de las mantas porque compartía habitación con mi hermana.
Si todo esto te suena a chino, felicidades. ¡Eso es que eres joven!
El caso, es que no nací sabiendo (o tal vez sí y lo olvidé por completo).
Pero nací sintiendo y eso, a veces, era un lío.
Una niña y adolescente extremadamente sensible. No era algo que se estilase en mi familia o en mi entorno.
Sentía cosas que los demás no decían.
Y mis inquietudes eran de señora mayor: por qué me siento así, donde puedo encontrar más libros que leer, quiero saber cómo se llaman todas las plantas que me encuentro.
Me gustaba estar sola. Y si era en la naturaleza mejor.
Durante años intenté encajar.
Fui buena alumna, hasta el instituto.
Allí me rompí en pedazos y empecé a suspender.
Aún así, estudié Ingeniería Forestal y dos Máster. Uno de ellos en Arquitectura del Paisaje.
Me encantaba montar el puzle de un lugar pero sabía que algo importante se me escapaba entre planos y árboles alineados.
Lo que me gustaba era leer la Tierra.
Redactar un proyecto de 500 páginas y 15 anejos no era que me emocionase precisamente.
Me llamaba la energía. La memoria que guarda la Tierra.
El lenguaje invisible que conecta los lugares y las personas y, desde muy joven ya, siempre estaba buscando comprender qué me pasaba y descubrir cómo salir de ese vacío interior que me asolaba.
¿Cómo sentirme bien donde sea que esté y especialmente en mi propia casa, con la familia o con los amigos?
Así que, de forma paralela a mis estudios académicos, empecé mi otra formación. La secreta. La que no ponía en los currículums.
Terapia energética. Trabajo de sombras.
Chamanismo. Comunicación con la naturaleza.
Ceremonias. Geometría sagrada.
Y una curiosidad sin fin por entender por qué duele lo que duele…
y qué nos sana de verdad.
De unir lo racional con lo sutil.
Lo estructurado con lo intuitivo.
La chamana que habla con árboles,
y la ingeniera que quiere entender cómo fluye la energía en una casa.
Este espacio es mi puente.
Y si has llegado hasta aquí, quizás también sea el tuyo.
En el fondo,
me motiva crear un espacio donde la gente pueda hacer las paces con lo que sienta.
Donde la belleza en la vida no sea adorno, sino medicina.
Donde el espacio en el que vives pueda dejar de drenarte y empezar a sostenerte.
Donde el alma sensible no tenga que esconderse, sino que pase a guiar tu vida.
Así nació Solum Spirit.
Como mi forma de unir ciencia, sensibilidad, naturaleza y espiritualidad.
Como un templo vivo entre la Tierra y el Cielo… y todo lo que no nos enseñaron a ver.
No hago predicciones.
No te voy a decir lo que quieres oír.
Y no creo en fórmulas mágicas para “elevar tu vibración” mientras sigues ignorando lo que te duele.
Trabajo con lo real.
Con lo invisible, sí, también.
Pero con los pies en la Tierra.
Y con una lupa en la mano para ver dónde repites patrones, qué cargas no son tuyas y por qué el espacio donde vives ya no te sostiene.
Claridad, aunque moleste.
Presencia, aunque incomode.
Rituales, pero con el humo justo.
Y acompañarte si estás lista para volver a ti. De verdad.
Porque este viaje no va de perfección.
Va de sentir. De honrar lo que ya eres.
De desmontar lo que no necesitas.
Y de dejar de pedir permiso para ser tú. Aunque suene todo muy cliché.
Solum Spirit es más que un negocio.
Es mi templo.
Y también es una risa en medio del bosque.
Un “oye, no estás solo”.
Una brújula para gente rara.
Y si todo esto te vibra…
Pues bienvenida y bienvenido.
¿Y ahora qué? Si todo esto te resuena… puedes aventurarte conmigo por tres sendas diferentes:
Objetos con alma
Amuletos, armonizadores y herramientas rituales para acompañar procesos personales y armonizar espacios.
Transformación personal
Mentorías grupales e individuales, procesos formativos y recursos para volver a ti y conectar con tu propósito.
Armonización de espacios
Limpieza energética, equilibrio vibracional y belleza consciente para hogares,
espacios verdes y negocios.
Una guía para empezar a caminar hacia tu centro, de la mano de la Tierra.
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Tu espacio y tu vida ya te esperan.